Muy jóven e ingenuo a los 18 años el Sr. Orejas viajó a Estados Unidos. Nueva York fue la primera parada. Invierno. El 24 de enero de 1969 tenía entradas para ver a Blood, Sweat & Tears en Manhattan. Él vivía en los suburbios, Flushing para ser exacto y ese día había caído una de las nevadas mas grandes de la historia. Pero grande, grande. Entonces caminó hasta la estación de trenes ya que no había bondis o buses en english. Luego del helado y resbaladizo periplo llegó a un teatro llamado Fillmore.

Comienza el recital y a la banda que iba a ver le antecedió un conjunto del que no había escuchado hablar y que debutaba en Estados Unidos. Un flaco, alto, desgarbado flautista saltaba de una punta a la otra del escenario. Se fijó bien en el programa y decía Jethro Tull quienes se convertirían en uno de los favoritos del Sr. Orejas. Impresionante! Luego vino la banda principal y estuvo buena pero… Pese a la nevada el Sr. Orejas volvió flotando envuelto por la música que había descubierto.A los dos meses estaba en San Francisco. Y en San Francisco estaba el Fillmore West. Aquí no habían butacas como en 

Pelilargos en el piso se pasaban un cigarrillo por entonces desconocido por el ingenuo Sr. Orejas. Y en el escenario una inundación de música se derramaba entre el humo de raro aroma. Era Spirit, una excelente banda y luego, uau, Ten Years After… El inglés Alvin Lee & Co. Es una cosa seria. Blues, rock, energía infinita.

Los Fillmore eran los templos del rock de costa a costa. No duraron mucho. Lo suficiente como para que los principales representantes de aquella generación pudiesen germinar en un espacio amable y potente

Nueva York.